La leche materna es el MEJOR alimento que una madre puede ofrecer a su hijo recién nacido. Aunque existe controversia acerca de la influencia de la lactancia prolongada en la aparición de caries precoz de la infancia; son múltiples sus ventajas tanto para la madre como para el bebé. Por esto, hoy los invitamos a leer este artículo y a dejarnos un comentario que nos permita ampliar las bases científicas sobre este tema tan importante.
Empezamos por los beneficios de la leche materna:
- Nutricionales. La leche materna contiene todos los nutrientes que el bebé necesita los primeros 6 meses de vida, incluyendo grasas, carbohidratos, proteínas, vitaminas, minerales y agua. El impacto nutricional de la leche materna es más evidente durante los periodos de enfermedad dado su rol en la prevención de la deshidratación y la recuperación de los niños después de enfermedades infecciosas.
- Inmunológicos: la leche materna contiene los factores bioactivos que refuerzan el sistema inmunológico inmaduro del bebé, otorgando protección contra infecciones y factores que le ayudan a digerir y absorber bien los nutrientes.
- Para la madre. La lactancia materna exclusiva por 6 meses prolonga la duración de la amenorrea y acelera la pérdida de peso de la madre. Además, la leche materna fortalece el vínculo afectivo entre madre y bebé.
¿Qué diferencia hay entre la leche materna y las fórmulas infantiles?
La leche materna ofrece grandes ventajas, como la nutrición biológica (calidad, consistencia, temperatura, composición y equilibrio de nutrientes); y la nutrición afectiva emocional y sensorial. Esta diferencia en los beneficios al sistema inmune puede explicar la mayor incidencia de enfermedades alérgicas en niños alimentados con fórmula.
¿Y si no te sale leche?
Te vamos a explicar que en la práctica son muy pocas las contraindicaciones para el amamantamiento y entre ellas resaltan casos de VIH y virus de Leucemia en la madre, madres drogo dependientes y en quimioterapia.
La mayoría de los problemas con la lactancia se deben a una mala posición, a un mal agarre o a una combinación de ambos. Aunque la lactancia materna se considera un proceso natural, precisa de un aprendizaje y de unos pasos a seguir para conseguir una buena producción de leche. El lactante ha de aprender a succionar bien el pecho y la madre ha de aprender la postura correcta.
Desde el punto de vista odontológico, la lactancia materna es fundamental para que el bebé logre una buena ejercitación de los músculos orofaciales y un adecuado crecimiento y desarrollo craneofacial y consecuentemente, la instauración de hábitos de deglución correctos, que pueden evitar maloclusiones futuras.
EL amamantamiento facilita la respiración:
- Ojo: Al succionar el seno materno, el bebé establece el patrón correcto de respiración nasal y posiciona correctamente la lengua. La succión es la primera fase de la masticación y los músculos que han respondido correctamente a los estímulos, estarán listos para la siguiente fase de masticación.
El amamantamiento permite el crecimiento de la mandíbula:
El biberón difiere del pecho en tres puntos: el tamaño del “pico” de la tetina, el flujo de la leche y el área que rodea la tetina. De igual forma, el trabajo muscular de cada uno es totalmente diferente. El flujo de leche en el biberón no requiere de un movimiento de protrusión y retrusión de la mandíbula (el cual estimula el crecimiento mandibular); y la lengua permanece quieta. Si el orificio del biberón fuese pequeño, generaría un mayor trabajo muscular pero de los músculos equivocados: los músculos buccinadores que generan arcadas estrechas y consecuentemente falta de espacio para dientes y lengua. En estas condiciones, la lengua permanece en mala posición y se instala un patrón de deglución atípica, con las consecuentes maloclusiones.
Para finalizar a pesar de que la mayoría de odontopediatras coinciden en que la lactancia nocturna se debe evitar después de la erupción del primer diente, debemos de tomar en cuenta que la caries es una enfermedad multifactorial y que por lo tanto, no existe una relación directa causa-efecto.
Por otro lado, nuestra verdadera tarea consiste en ofrecer todas las pautas preventivas a los padres que persistan con este buen hábito, con el fin de evitar la aparición de la caries precoz de la infancia:
- Realizar higiene bucal al bebé desde el primer día de nacidos; dos veces al día, con una gasa humedecida en agua o con cepillos dentales específicos para esta etapa y no cualquier dispositivo que se comercialice. Es especialmente importante realizar la higiene bucal después de la toma (o las tomas) nocturnas.
- Evitar hábitos que favorezcan una transmisión bacteriana precoz de la saliva de los padres a la boca del niño (compartir cucharas o cepillos dentales, besar en la boca, soplar el alimento para enfriarlo, limpiar el chupete con la saliva de la madre, etc.).
- No ofrecer azúcares añadidos y refinados antes de los 2 años de edad y reducir al máximo los carbohidratos fermentables en la alimentación complementaria (tales como galletas, zumos industriales, pan dulce, etc.) durante toda la vida.
- Asistir a un odontopediatra durante el primer año de vida del bebé para establecer el “Hábito del cuidado dental”. En la visita odontológica, el especialista evaluará el riesgo de caries, se ofrecerá orientación temprana a los padres y se evaluará la necesidad de aplicaciones tópicas de flúor de acuerdo al riesgo.